El director y productor, Miguel Ángel Tobías, ha explicado a Europa Press que la película «es como una gran metáfora medioambiental»; es «una metáfora sobre cómo el ser humano, al sobreexplotar el planeta por su ambición, se destruye a sí mismo».
La 23 edición del Festival de Cine de Málaga acogerá el próximo viernes, 28 de agosto, en el marco de la sección de Estrenos Especiales la exhibición de la película ‘El secreto de Ibosim’ dirigida por Miguel Ángel Tobías. Se trata de la primera película rodada de manera sostenible y con huella de carbono 0.
La cinta está rodada íntegramente en Ibiza y cuenta entre su elenco con Rodolfo Sancho, Xènia Tostado, Cayetana Guillén Cuervo, Micky Molina, Miriam Díaz Aroca, Grecia Castta, entre otros. ‘El Secreto de Ibosim’ narra la historia de Manuel, un poderoso hombre de negocios que, tras descubrir que bajo el subsuelo de la isla hay un mineral precioso, está dispuesto a destruirla cegado por su codicia.
Pero la isla, un ente vivo, de una forma mágica arruinará al protagonista, impidiéndole seguir con su plan. Él, al verse arruinado intenta quitarse la vida en el mar pero, de nuevo, misteriosa y mágicamente, la isla intervendrá evitando su muerte, dándole una segunda oportunidad para que reaprenda los valores que un día tuvo y que, el dinero y el poder, le hicieron olvidar.
Así, volverá a aprender otra vez lo que es la dignidad del ser humano, la humildad, solidaridad, esfuerzo, amistad, y el amor verdadero. «Es la metáfora de lo que el ser humano está haciendo con el planeta», ha detallado Miguel Ángel Tobías, que ha añadido que «el planeta, lógicamente, se defiende; en este caso, la isla no se deja destruir, igual que el planeta no se va a dejar destruir», ha apostillado.
El director ha explicado que, con el planteamiento de que la película tuviera esta temática, tenía «que cerrar el círculo», por lo que pensó en ver si se podía hacer un filme rodado de forma sostenible. Ha señalado, en este sentido, que «nos fuimos metiendo poco a poco», ya que actualmente, no hay protocolos creados como tal para ello pero «los hemos ido creando; ha sido interesante».
Al respecto, ha señalado, como ejemplo, que los vehículos utilizados han sido eléctricos, los alimentos han sido de proximidad, biológicos, ecológicos, e, incluso, se potenció que fueran veganos, «que dejan una huella de carbono menor«; los decorados son escenarios naturales y reales; y la ropa de los actores es ecológica y/o de segunda mano.
También han favorecido la movilidad y los traslados entre la península y el archipiélago en barco; y, en general, toda la producción ha tratado de mantener los mayores estándares de eficiencia y ahorro energético. En suma, ha dicho, «tratamos de reducir al máximo posible los plásticos, lo que la tecnología te permite, porque una cámara tiene plástico y no puedes dejar de grabar con ella, pero sí hacerlo en la medida en que la tecnología nos lo iba permitiendo», ha detallado.
En este punto, ha admitido que «inevitablemente, aunque todo esto hizo que la huella de carbono fuera la menor, era imposible dejarla a cero». Así, ha explicado que la auditoría que se hizo de la película «nos planteó que habíamos generado una huella de carbono de 40 toneladas en todo el proceso de producción de la cinta», por lo que para «compensarlo» llevaron a cabo una plantación de árboles en la ribera del Río Chícamo, en Murcia: «Lo que hicimos fue compensar 340 toneladas, 300 más de lo que la propia auditoría planteaba», ha abundado.
«Esto es lo que hace de maravillosa la película, que la propia cinta y el guion cuenta una historia relacionada con las necesidades de cuidar el planeta y entre personas y que la propia producción de toda la película haya sido sostenible», ha valorado.