Sólo con energía mareomotriz se podrían cubrir las necesidades energéticas del mundo entero.
Cuando hoy contemplamos la construcción de nuevas centrales de energía solar o parques eólicos, es fácil que olvidemos cuánto tiempo tuvo que pasar hasta que las grandes compañías energéticas se decidieron a invertir en la extensión de dichas tecnologías. Los defensores de la energía marina afrontan hoy un problema similar.
Nadie duda del potencial de los océanos como fuente de energía. Las olas y las mareas serían capaces de satisfacer el consumo global de electricidad. El agua cubre el 70% de la superficie terrestre y los científicos experimentan en diferentes puntos del planeta con pequeñas instalaciones de generación de energía. En la actualidad, la producción de electricidad a partir de la energía del mar cuenta con hasta 150 proyectos en todo el mundo.
Las posibilidades son múltiples. Hay boyas que «cosechan» energía del movimiento de las olas en la superficie del mar. Las denominadas centrales osmóticas, ubicadas en las desembocaduras de los ríos, aprovechan la diferente concentración de sal entre el agua del mar y el agua del río para producir energía. La diferencia de temperatura entre la superficie y las profundidades marinas posee también el potencial de generar electricidad a través de bombas de calor. Las corrientes marinas son una fuente especialmente importante de energía, tanto en mar abierto como en las inmediaciones de la costa. En determinadas ubicaciones costeras, las mareas garantizan la presencia de fuertes corrientes, requisito ideal para la instalación de una central mareomotriz.
Una de las más prometedoras, impulsada por la compañía británica Marine Current Turbines, se ubica en una bahía de Irlanda del Norte. Concretamente, en un estrecho natural entre los pueblos de Stranford y Portaferry, donde la corriente de las mareas es especialmente fuerte. Con una potencia de 1,2 megavatios, se trata de la primera central de su clase explotada comercialmente a nivel mundial. Funciona como una central eólica bajo el agua: las corrientes marinas se encargan de mover los rotores. Desde hace dos años, la instalación garantiza el suministro eléctrico de una pequeña ciudad.