Las tecnologías informáticas fueron consideradas por mucho tiempo como un sector “limpio”. Pero su reputación ha decaído con el aumento de su consumo de energía. Un centro de cómputo colonés muestra el “camino correcto”.
Martin Wiehe está orgulloso de su proyecto piloto «Butcher’s Curtains» –cortinas de carnicero, de láminas de plástico, como en el matadero. Pero estas han sido instaladas en uno de los más grandes centros de cálculo de Alemania, Host Europe, en la ciudad de Colonia. Y aquí no se trata de cortes precisos de carne… Desde que Host Europe se convirtió en un centro “verde” en 2007, el corte preciso de las temperaturas que requieren sus servidores se convirtió en casi una ciencia.
Giro de 180 grados
De pronto, un pasillo más allá, tras las láminas de plástico, hace calor. Wiehe está parado ahora en el llamado “pasillo caliente”. “Aquí se está bien”, dice, y se refiere a unos agobiantes 38 grados. El joven empleado es el responsable del ahorro de energía en Host Europe. Desde que asumió esta función, muchas cosas han cambiado en la empresa proveedora de servicios de almacenamiento de datos.
Antes, los estantes de servidores se organizaban en filas, como una formación militar, todos orientados en la misma dirección. Tragaban aire fresco por el frente y lo expulsaban caliente por detrás, justo en dirección al frente de la próxima fila de servidores. Y así sucesivamente. La tarea de volver a enfriar el aire para evitar el sobrecalentamiento de las restantes filas de servidores quedaba completamente en manos de los equipos de aire acondicionado.
Ahora, las filas de servidores se “miran las caras”, de dos en dos. Entre ellas se ubica un pasillo de aire frío herméticamente aislado, generalmente con cristal. Y en determinados puntos, con las llamadas “cortinas de carnicero”.
Sobre el suelo del pasillo se observan pequeños agujeros cuadrados. De ellos emerge el aire frío que los equipos de refrigeración impulsan hacia el doble suelo de 70 centímetros de alto. El aire se mueve libremente allí. Sólo comparte espacio con los cables de corriente eléctrica. El resto de la maraña de cables se extiende por el techo.
“Ese era otro error”, explica Wiehe, “antes todos los cables se ubicaban en el doble suelo”. El aire frío apenas llegaba a los servidores: malo para el enfriamiento y, por tanto, malo para el balance energético. Ahora el aire sopla directamente hacia el frente de los servidores. Cuando se expulsa por el fondo, hacia el pasillo de aire caliente, tiene unos diez grados más de temperatura.
Creer es lo común, leer es mejor
La salida de aire de entre 35ºC y 38ºC es reabsorbida por los equipos de enfriamiento. A través de un intercambiador de calor, el aire caliente absorbido hierve agua, que a su vez fluye hacia una especie de dispositivo de re-enfriamiento al aire libre, a la sombra del centro de cómputo. Es un sistema semejante al del enfriamiento de autos, aclara Wiehe.
«Aquí tenemos una superficie de unos 40.000 metros cuadrados, en la que el agua se enfría al fluir contra estas láminas verticales de plástico”, precisa. Mientras la temperatura exterior se mantenga por debajo de los 12ºC, Wiehe no necesita las máquinas de enfriamiento. Éstas se hallan en el interior de los equipos de refrigeración y entran en funcionamiento en caso necesario, sólo cuando el centro de almacenamiento de datos no puede enfriarse a sí mismo usando la temperatura exterior.
Ahora parece todo muy fácil, pero al principio el proyecto parecía altamente sofisticado. Aunque a veces se trataba, sencillamente, de usar el sentido común. Como cuando el gerente, Patrick Pulvermüller, hizo algo poco frecuente entre los informáticos: «leer el folleto de instrucciones de los servidores», sonríe. Pulvermüller descubrió que todos los equipos, igual si son de HP, Dell ó IBM, funcionarían perfectamente hasta una temperatura ambiente entre 22ºC y 35ºC, pues no es necesario más frío.
Desde entonces, en Host Europe se permite que las temperaturas lleguen hasta 25ºC en los pasillos de aire frío del frente de los servidores. No más de 25ºC, advierte Wiehe, pues a partir de esa temperatura los ventiladores de los servidores empiezan a absorber más energía.
Siempre se puede más…
Host Europe necesitó alrededor de un año para hallar el perfecto balance entre temperatura exterior, máquinas de enfriamiento y ventilación, así como para automatizar este equilibrio a través de un sistema inteligente. Por el camino, Pulvermüller tuvo que luchar con sus proveedores, que si bien disponían de la tecnología adecuada, temían no poder ofrecerle un costo total razonable.
Pero desde que Host Europe enfría inteligentemente sus 9.000 servidores, la empresa ahorra un 30 porciento de la energía que consumía antes. Una lección para muchos de los 50.000 centros de almacenamiento de datos en Alemania, pues la mayoría carece de este enfoque ecológico y amenaza con aumentar en un 40 porciento su consumo de electricidad para 2015, según cálculos del Instituto Borderstep para la Innovación y la Sostenibilidad con sede en Berlín.
Entretanto, en Host Europe, Pulvermüller y sus empleados ya consiguieron un sistema de refrigeración inteligente, calientan sus 2.500 metros cuadrados de oficinas con el calor despedido por los servidores, consumen energía ecológica y han virtualizado los servidores hasta un 70 porciento (pues varios clientes comparten el mismo hardware).
Sin embargo, este joven gerente aspira a más, «y no sólo para ahorrar dinero», dice; pues desde 2008 los precios de la electricidad han bajado a los niveles de 2006 –al menos para su categoría de consumo. La empresa apuesta por soluciones cada vez más ecológicas, insiste Pulvermüller. Así que Wiehe tiene luz “verde” para seguir innovando y proponiendo nuevas vueltas de tuerca.