La industria alimentaria, la restauración/hostelería y los supermercados han experimentado cambios significativos en respuesta a la COVID-19.
Esto a menudo significa que estas empresas están optando por envases desechables (lo que incrementa la crisis de contaminación plástica) con el pretexto de que son más seguros en lugar de cambiar ese modelo hacia otro más sostenible como son los envases reutilizables.
Hace unas semanas, Greenpeace junto a 130 expertos en salud de 20 países han explicado cómo se pueden usar envases y utensilios reutilizables de manera segura durante la pandemia, señalando específicamente como el plástico de un solo uso no es intrínsecamente más seguro que los reutilizables.
La ciencia nos avisa de nuevo del peligro que los plásticos de un solo uso y su contaminación suponen para el medio ambiente y directamente para el ser humano. Esta misma semana se daba a conocer un estudio que descubre como ya se ha hecho detectable, en órganos y tejidos humanos, plástico en forma de micro y nano plásticos.
En todo el mundo, ya funcionan sistemas basados en los envases reutilizables que pueden proteger la seguridad de los trabajadores y clientes por igual. Tomemos, por ejemplo, el café sin contacto y otros sistemas que priorizan la desinfección y el distanciamiento social. Ya existe una nueva ola de sistemas innovadores de reutilización y recarga, y algunos están experimentando un crecimiento incluso en medio de la pandemia. Greenpeace ha recopilado algunos de ellos en su informe Los reutilizables son posibles.
Y a medida que continúan las innovaciones en reutilización y recarga, los trabajadores deben ser parte de la ecuación. Los sistemas reutilizables deben invertir en las economías locales, creando puestos de trabajo estables en varios sectores (por ejemplo, fabricación, distribución, venta minorista, servicio de alimentos, entrega de alimentos). Los trabajadores responsables de la producción, preparación y distribución de alimentos y productos perecederos merecen sentirse seguros y protegidos también. Este cambio es posible, ya se está produciendo en muchos lugares del mundo.
A medida que la indignación sigue creciendo por los peligros del plástico, las personas ya relacionan cada vez más a la industria de los combustibles fósiles con este problema. Las mismas empresas que están destruyendo nuestro clima están expandiendo rápidamente las instalaciones petroquímicas para aumentar las ganancias de los plásticos de un solo uso. Es hora de dejar de tratar a las personas y al planeta como desechables.